Su Detección
Me darás a conocer la senda de la vida;
en tu presencia hay plenitud de gozo;
en tu diestra, deleites para siempre. Salmo 16:11
El 9 de diciembre del 2015 fue un día un poco complicado y apartado de los días comunes de trabajo que por lo general suelo tener. Había hecho un largo viaje a Barahona junto a otro compañero de trabajo con el objetivo de participar de una charla sobre la implementación de un software para el manejo del presupuesto del Estado a nivel municipal. En el camino de retorno, ya casi llegando a la capital, en el chat de los compañeros de bachillerato se arma una discusión en torno a la salud de una de nuestras compañeras de entonces, la cual terminó falleciendo ese mismo día. Al llegar a mi casa, con gran pesar, no por el trabajo y las luchas del día, más bien por la muerte de esa compañera me dirijo al baño a una de mis tareas de rutina y lo que me sucedió en ese momento fue sorprendente, tuve un sangrado que creo solo era comparado al de una mujer en su período menstrual. Superada la impresión de dicho acontecimiento, me propuse ir al médico lo antes posible, pues nunca me había pasado algo similar.
A los pocos días después del sangrado fui a donde mi gastro a presentarle el caso para el cual me planteó varias hipótesis. Me dijo que podría tratarse de una hemorroide, una fisura o algún pólipo pero que tenía que examinarme (hacerme un tacto rectal) para ir descartando opciones y dar con el diagnóstico correcto. No me puedo detener en este momento para explicar lo terrible que fue para mí cuando la doctora me propuso hacerme el chequeo físico, pero que una doctora chequeara mis partes íntimas eso era para mí inconcebible en ese momento. Al final de ese día me fui para mi casa con la conciencia perturbada y la tarea de prepararme para hacerme el chequeo físico con la doctora o buscar un doctor para dicha labor. Eso era algo que debía resolver con prontitud para conocer la razón de tan horrible sangrado.
A pesar de que la doctora solo me habló de las tres posibilidades que ya mencioné, luego me di cuenta de que había una cuarta que ella ni siquiera la consideró, quizás por lo saludable de mi apariencia, mi edad o tal vez para mantener una actitud positiva en mí con respecto al problema, y creo que muy posiblemente fue por esta última probabilidad. El hecho es que la cuarta razón de ese sangrado también podía ser motivado por algún tumor. Y siendo sincero, esa era mi principal preocupación, pero al la doctora darme las otras opciones comencé a considerarlas y a pedirle a Dios que realmente fuera la más benigna.
El tiempo comenzó a pasar y terminé el 25 de octubre del siguiente año en la sala de espera de un centro especializado donde me haría la colonoscopía. Ya me imagino que estarás asombrado ante el mucho tiempo que transcurrió, desde el 9 de diciembre del 2015 al 25 de octubre del 2016, pero eso fue por causa de las malas prácticas que como hombre tengo, la de no dar mucho importancia a los asuntos de salud. Pero finalmente ya estaba ahí, decidido por completo a saber la razón de este sangrado que durante ese transcurso de tiempo se había repetido varias veces y en la última ocasión creo que fue más abundante que la primera.
Al despertar de la colonoscopía y estar con un nivel de conciencia adecuado para recibir el reporte preliminar del mismo puede notar en el semblante de mi esposa que los resultados preliminares no eran muy favorables, lo que luego pude confirmar por la cara de la doctora que me realizó el procedimiento. Para mi fue sorprendente ver a la doctora dándome los detalles técnicos del estudio en palabras que para nada expresaban razones para alarmarse pero su rostro me decía otra cosa. Por más que se esforzó en ocultarme la cruda realidad de que había encontrado un tumor en mi recto, pude darme cuenta y confirmarlo con las fotos que me mostró. Aunque ella insistía en que debíamos esperar los resultados de la biopsia para dar un resultado concluyente.
Salí de aquel lugar mareado y muy débil físicamente por los efectos de la anestesia que me suministraron. Sin embargo, en el proceso de despertar de la anestesia en mi alma se produjo algo, que no sé claramente como explicar (intentaré hacerlo en el próxima articulo de esta serie) que me preparó para recibir el mensaje del semblante de mi esposa, la doctora y los resultados de la biopsia. Todo aquello representó una nueva etapa en mi vida y lo que había acontecido en ese momento en el que me despertaba fue determinante para saber llevarlo y enfrentarlo. Sabía que los resultados preliminares de la colonoscopía no eran buenos, que tan graves eran, no lo sabía la biopsia lo diría, pero mi alma estaba tranquila a pesar del terrible mensaje que me daba el semblante de mi esposa.
Ese día del estudio no fui a la oficina por causa de los efectos secundarios, me quedé en la casa recuperándome y en la medida que esto acontecía no solo mi cuerpo retomaba a sus estado normal, sino que también mi alma, en un grado mayor, se fortalecía y preparaba para lo que había de venir.
Tras el paso de una semana, que fue el tiempo que nos dijeron durarían para darnos los resultado de la biopsia, el momento llegó y pasé a recogerlos, los resultados, ya los estaba esperando, el tumor era maligno, para ser más exacto tenía en mi recto a una distancia de 5 centímetros del ano una Neoplasia Epitelial Maligna compatible con Adenocarcinoma moderadamente diferenciado por lo que debía moverme con rapidez para tratarlo, lo que implicaba saber que tanto el tumor había comprometido los demás órganos de mi cuerpo, especialmente los más cercanos como la próstata.
Esta situación me introdujo en una nueva etapa que cambiaría muchas áreas de mi vida, especialmente en mi relación con Dios, pues muchas cosas que conocía de manera intelectual ahora bajarían al campo de la práctica perfeccionando de ese modo lo aprendido y algunas dudas escondidas o bien manejadas cambiarían de matiz.
En la medida en que voy narrando mi experiencia es mi oración que estas cosas te puedan servir para entender tu necesidad de Dios, no solo para momentos como estos, sino para cualquier etapa de la vida que Él en su misericordia te ha dado. En la siguiente entrega te compartiré la actitud con la que enfrenté la situación.